Por Hugo Torres J.
Desde su construcción, hace ya largos veinticinco años, el velero MRS ha tenido que navegar por aguas turbulentas, agitadas por los demonios y dragones del averno, en procura de su hundimiento. Es un velero que se echó al mar para tratar de alcanzar el puerto de la democracia; velero que, desde que su casco tocó el agua, se vio sometido a todo tipo de ataques de los enemigos de ésta, buscando como golpearlo, para disminuirle su capacidad de navegación e impedirle llegar a su destino, porque eso pondría en peligro el reinado de los dictadores y sus alegres cortesanos, o para hundirlo definitivamente.
Una tras otra, se ha alentado todo tipo de tormentas en procura de tal hundimiento y, sin embargo, el velero MRS ha resistido con gallardía y entereza y no ha dejado de navegar, sin perder el rumbo hacia su destino: el país del futuro, donde reine la libertad, la justicia y el irrestricto respeto a los derechos humanos.
¿Cómo ha hecho este velero y su tripulación, para resistir tantas y tan brutales agresiones? Las respuestas las encontramos en el diseño para su construcción aprobado por sus fabricantes, en el mantenimiento permanente que sus distintos capitanes y tripulaciones le han sabido dar, para mantenerlo en óptimas condiciones, en la potencia de sus motores y la calidad de sus mástiles y velas y en el cálido aliento que la población le envía permanentemente para ayudarle a navegar. Este velero solo echa anclas cada cinco años para hacerle reparaciones mayores y cada cierto tiempo para reparaciones menores. Cada cinco años se revisan sus motores, sus velas, mástiles y casco, que son como los principios y valores que le dan la máxima capacidad de navegación, y se elige democráticamente a su capitán, hombre o mujer, (la mayoría han sido mujeres) y al resto de su personal.
Sus cartas de navegación y sus normas de vida, son el programa y los estatutos que rigen la vida de su tripulación; su bitácora de viaje es la reseña de su agitada vida por mares casi siempre tormentosos y la historia de consecuencias con sus principios y valores de sus alegres y valientes marineros. En su mástil mayor ondea la bandera azul y blanco de la patria y en su popa la bandera naranja; símbolo de la alegría de luchar por causas tan nobles, como la libertad, la justicia, el respeto a los derechos humanos y la democracia; es decir, luchar por la felicidad de los seres humanos. Ni vientos enfurecidos ni brutales tormentas, ni monstruos marinos, ni piratas cojos con patas de palo y parches en los ojos, podrán asaltar o hundir este velero: el velero de la libertad.
Managua, junio 2020
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